El Camaleón
RELATO:
Le llamábamos "el camaleón".Era el profesor de la asignatura que en los ochenta ,era conocida como gimnasia. Eduardo,"el camaleón",era alto,o al menos así me parecía a mí,,también creía ver un gigante en mi abuelo, que iba a recogerme a la salida del colegio , donde me mandaba a comprár un flash de los gordos de veinticinco pesatas y lo partiamos para los dos.
A los años me di cuenta que mi abuelo, no hacía más de uno sesentaiocho . Eduardo tenia piernas arqueadas y largas ,brazos peludos, vestia ropa de marca,y en la mayoría de las ocasiones,amplias gafas oscuras cubrían desmesuradamente su rostro, barba canosa, ampliamente poblada y siempre con un paquete de cigarros escondido en los bolsillos. "El camaleón" me enseñó a atarme fuertemente y de manera correcta,aquellos zapatos carísimos de Frankenstein ,que mi madre compró a plazos en 'Ortoprono",para que ,de una vez por todas, pudiera dejar de tener los pies planos.Mientras tanto,los días que tocaba gimnasia,los pasaba sentado en los bancos de piedra,bajo los arcos abovedados que sujetaban el alto techo. Bajo el largo pasillo,veía a los demás compañeros de clase gritar y carcajearse mientras jugaban y corrían.
Después de un año,
subido y descalzo, sobre aquel espejo cristalino,el doctor dijo:
-Su hijo ya puede hacer gimnasia.
Una amplia sonrisa inundó la sala.
"El camaleón" me enseñó la manera correcta de respirar , para no caer rendido a las tres primeras vueltas,mientras hacíamos un sucedáneo del test de Cooper.
"El camaleón" llevaba siempre un silbato negro,que le colgaba del cuello,como si fuera una cruz mágica de Caravaca,ese silbato era como Ascalon,Arondight o Glamdring,
el sonido estridente de aquel elemento oscuro, era ley y se respetaba.
"El camaleón" me enseñó a compartir la victoria, me enseñó a disfrutar la derrota.
Cuando llovía, nos dedicábamos a subir y bajar escaleras, a practicar el juego del pañuelo en el largo y ancho pasillo del pórtico.
Recuerdo cuando"el camaleón" nos reunía a todos, imberbes de doce años y nos decía:
-Sois todos homogeneos,lo que no tiene uno,lo tiene el otro. La mayoría,no sabía lo que quería decir, pero todos escuchábamos.
"El camaleón",siempre daba a todos el aprobado. A Eduardo le llamábamos"el camaleón" porque cada día llevaba un chándal de un color diferente, aprendimos a respetar con él y a asombrarnos con él, siempre llevaba calzadas la última moda en zapatillas.
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