Al lado del portal

Al lado del portal número dos,estaba el acceso peatonal al garaje, saqué la llave y afortunadamente al darle la vuelta hacia la derecha,la puerta enrejada de negro y acristalada se abrió. Estaba oscuro,me costó encontrar como dar con el interruptor y encender la luz,una gran escalera de mármol descendente se iluminó frente a mi. Fui bajando uno a uno los escalones hasta llegar a una puerta corta fuegos,la abrí y a los tres segundos sonó el eco detrás mío,despertando todo el amplio recinto del garaje repleto de automóviles. Eran las seis y diez de la mañana.
Lo tenía todo en la mente, todo arduamente estudiado, pero saqué una cuartilla a modo de  recordatorio del bolsillo izquierdo de la sudadera . Me embocé con la capucha y después de releer el papel  me puse las gafas de sol.
Todo el recinto estaba en calma, únicamente se escuchaba el seco sonido de las anchas cañerías que serpenteaba por la parte superior,
No prendí ninguna luz, todo era de un gris metalizado,mis pasos no producían sonido.
Seguí caminando recto hasta que vi el numero cuatro con una letra B al lado. 
La plaza de garaje era amplia,con una viga al fondo,donde me oculté.
No tardaron ni diez minutos cuando al fondo se escuchó abrirse la puerta del garaje.
No tienes porqué preocuparte le dije,mientras me encendía otro cigarro y daba un sorbo al carajillo.
Asumo las consecuencias,al fin y al cabo,es lo único que tengo, tampoco tengo nada en esta vida que perder. A caso un padre no da la vida por una hija?. Que es lo correcto? que es la justicia?. Tu te escondes entre tus lagrimas, esas que.me puznan y me hieren,no voy a cambiar de idea por más que sigas rogándome.
El BMW color azul oscuro se asomó por la rampa y lentamente se aproximó, hizo maniobra y poco a poco fue aparcando hasta que el motor dejo de sonar.
Llamé al camarero y le.pedi la cuenta ,mientras daba el último sorbo. Hoy coges el tren,te guardas el billete y te vas a Madrid.
Se abrió la puerta del coche y al salir,me abalancé por la espalda y grité su nombre mientras me quitaba la capucha, se dió la vuelta repentinamente,le miré a los ojos durante dos segundos y le clavé el cuchillo en el estómago,dos,tres, cuatro ,quizá fueron más veces, hasta que cayó al suelo,ya no se movió,quedé mirándolo frente a el cinco minutos,mientras degustaba cómo corría la sangre igual que lo hace un río agreste y salvaje.

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