ye quedaste dormida

Te quedaste dormida,
entre la blanca cortina que rasgaba tu desnudo cuerpo,
dormías el sueño de trueno,
de rayo y de lluvia,
quizá de nieve  saltarina,
mis dedos débiles apretaron tu misma oscuridad,
tú ,al dictado ,me dijiste
que ya no me querías ,
que tú misma ,te despojarias de los ropajes,
de tus aristas duras que resuenan y hacen llagas,
yo sucumbí y me hice un ovillo,
desnudo,
eterno anonimato ,
sin gozo,
ni pena, 
ni cielo,
ni tierra.



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